Abrió los ojos. Tras el vidrio solo pudo distinguir algunas sombras que iban quedando atrás. ¿Qué se supone que debo decirte? No tenía argumentos, ni mucho menos razones convincentes. Cerro los ojos, se acomodo lo mejor que pudo en el poco espacio que disponía, con el rostro vuelto hacia el pasillo al momento de volver a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario