Between the click of the light and the start of the dream
Mientras busco en tu mirada las preguntas que se esconden en la profundidad de mi sombra, lleno de lágrimas el atardecer de este silencio. Luego la luz se disuelve y las angustias se tornan una sola, se tiñe el mundo, se opaca tu piel con la negrura del olvido. Desapareces y me quedo con la soledad de mis pesadillas. Intentaré huir, salte hacia la mar de la infinita metamorfosis de los seres inconscientes, pero no pude zafarme de las cadenas que determinan lo estático y heterogéneo. Aunque no lo quisiera, estabas ahí, donde tu rostro perdiese su forma y las pastillas disolviesen tu ausencia; estabas en aquel reino de lo absurdo en donde el no-ser se relevaba contra su esencia, en donde la efervescencia de las pasiones iniciase una revuelta contra la soberanía de la lógica y la razón. Cada barricada era una ilusión. A pesar de que la lucha estaba perdida, pues el olvido era el instrumento de la opresión, cada deseo combatía con fervor, como lo hiciesen los anarquistas del treinta y seis, como lo hiciesen los estudiantes del sesenta y ocho; porque morir por un suspiro de libertad o por un orgasmo de placer es lo más noble a lo que pueden aspirar. Seras mártir, estandarte y caudillo de la anacrónica locura que representa esta escaramuza nocturna. No puedo huir de la derrota que se aproxima.
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